• Una auditoría que involucra la línea de producción del Boeing 737-9 MAX y sus proveedores para evaluar el cumplimiento de Boeing con sus procedimientos de calidad aprobados. Los resultados del análisis de auditoría de la FAA determinarán si son necesarias auditorías adicionales.
  • Mayor seguimiento de los eventos en servicio del Boeing 737-9 MAX.
  • Evaluación de los riesgos de seguridad en torno a la autoridad delegada y la supervisión de la calidad, y examen de opciones para trasladar estas funciones a entidades independientes de terceros.

«Es hora de reexaminar la delegación de autoridad y evaluar cualquier riesgo de seguridad asociado», dijo el administrador de la FAA, Mike Whitaker. «La paralización del 737-9 y los múltiples problemas relacionados con la producción identificados en los últimos años requieren que analicemos todas las opciones para reducir el riesgo. La FAA está explorando el uso de un tercero independiente para supervisar las inspecciones de Boeing y su sistema de calidad».

La semana pasada, la FAA anunció una investigación para determinar si Boeing no aseguró que los productos terminados cumplieran con su diseño aprobado y estuvieran en condiciones de operar de manera segura de acuerdo con las regulaciones de la FAA. 

La seguridad del público que vuela, no la velocidad, determinará el cronograma para que el Boeing 737-9 MAX vuelva a estar en servicio, aseguró el ente regulador estadounidense.