IATA advierte que los aeropuertos de Chile sufren falta de inversión en tecnología, deficiencias de infraestructura y problemas de eficiencia, afectando la conectividad y el servicio. Urge modernizar equipos, optimizar procesos y mejorar la coordinación público-privada para enfrentar la demanda.
Según la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), la situación de los aeropuertos de Chile atraviesa un momento complejo que va mucho más allá de las obras en las terminales. Aunque se ha avanzado en infraestructura, persisten problemas críticos que afectan la eficiencia operativa, desde la falta de tecnología hasta el equipamiento insuficiente en los aeropuertos regionales, lo que pone en riesgo la conectividad aérea.
“Tenemos que mejorar la eficiencia y acelerar inversiones en calles de rodaje, sistemas y ayudas a la navegación aérea”, enfatizó Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas, durante la conferencia WOCA 2025 en Bogotá.
La IATA subraya que algunos aeropuertos regionales de Chile siguen sin contar con infraestructura adecuada, como calles de rodaje paralelas completas o sistemas ILS de categoría avanzada, lo que limita las operaciones en condiciones meteorológicas adversas. En Puerto Montt, por ejemplo, las aerolíneas llevan una década pidiendo un ILS CAT III sin éxito, afectando a miles de pasajeros en días de mal tiempo. Situaciones similares se repiten en aeropuertos de La Serena, Valdivia, Osorno e incluso en el moderno terminal de Temuco.
Además, la sobrecarga de pasajeros en recintos como Calama, La Serena o Temuco pone presión sobre instalaciones que ya presentan signos de saturación, deteriorando la calidad del servicio.
En el caso del Aeropuerto de Santiago, la situación también preocupa.
La nueva terminal 2 muestra alertas de aglomeración en el check-in y áreas públicas en ciertas horas, mientras persisten problemas de coordinación y asignación de puertas, generando extensos tiempos de rodaje y procesos poco eficientes.
El procesamiento de pasajeros sigue siendo manual, sin controles automatizados para el ingreso a la zona de embarque. A esto se suma la doble verificación de documentos en vuelos internacionales, generando cuellos de botella innecesarios por falta de coordinación entre la PDI y la DGAC.
“Tenemos la tecnología disponible, pero no la estamos aplicando de forma eficiente. Eso retrasa y hace más engorroso el paso de los pasajeros”, criticó Cerdá.
Para la IATA, el Estado chileno —como mandante de las concesiones— debe impulsar el diálogo con aerolíneas y concesionarios para mejorar la planificación, aplicar tecnologías modernas y resolver ineficiencias que hoy frenan el crecimiento del tráfico aéreo en el país.
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