El juego permite vivir a los usuarios las sensaciones más cercanas a una experiencia de pilotaje, tomando los mandos de más de una veintena de aparatos, desde el pequeño Mudry Cap 10 al Boeing 787, pasando por el Airbus 320-Neo o el Pitts S2S.
La franquicia más antigua de un videojuego, el Flight Simulator de Microsoft, habrá hecho esperar a sus fans cerca de 14 años antes de volver a las bandejas el martes, en una nueva versión totalmente realizada por el estudio francés Asobo.
Aparecido en el mercado por primera vez en 1982, el Flight Simulator fue uno de los primeros programas producidos por un Microsoft que en aquel entonces todavía no había estrenado su sistema operativo Windows.
El juego, considerado como la simulación de vuelo más precisa, funcionaba en un ordenador menos potente que una calculadora gráfica actual.
Esperado por una comunidad de varias decenas de millones de fanáticos de la aviación en el mundo, el juego permite vivir a los usuarios las sensaciones más cercanas a una experiencia de pilotaje, tomando los mandos de más de una veintena de aparatos, desde el pequeño Mudry Cap 10 al Boeing 787, pasando por el Airbus 320-Neo o el Pitts S2S.
Para realizar esta nueva edición, el grupo estadounidense acudió a Asobo Studio, conocido sobre todo por «A Plague Tale: Innocence», que salió al mercado en mayo de 2019 y ha sido galardonado en los premios Pegaso, los Óscar de los videojuegos franceses.
El estudio, situado en el suroeste de Francia, en Burdeos, también ha desarrollado varios juegos para los cascos de realidad aumentada HoloLens de Microsoft.
Y es que más allá del mercado de juegos para ordenador o de sus consolas de salón Xbox, Microsoft desea proponer una versión adaptada a la realidad virtual a partir de octubre próximo, fecha en la que saldrán al mercado las gafas de realidad virtual Reverb G2, de la firma estadounidense HP.
Mientras tanto, debe convencer tanto por la calidad de sus gráficos como por el realismo de sus aeronaves, lo que incluye la reacción a los mandos, el ruido de los motores o la vista desde la cabina, detalles a los que los amantes del juego son particularmente sensibles.
«Flight Simulator es una licencia que ha hecho jugar a decenas de millones de jugadores, hay una comunidad que espera hace muchos años.
Microsoft no puede equivocarse. Se sabrá rápidamente si el juego responde a sus objetivos de calidad«, dice, a la AFP, Laurent Michaud, analista especializado en el sector del videojuego.
La primera impresión ha superado la prueba. Sometido al examen de la prensa especializada antes de salir al mercado, el videojuego ha cosechado un éxito rotundo. El portal jeuxvideo.com le ha dado una nota de 18/20 que le coloca en podio de los mejores juegos que existen para ordenador.
La profundidad, la variedad y la calidad de los paisajes, construidos con imágenes satelitales y generadas en tiempo real reproducen literalmente el mundo entero, los cambios de meteorología y su incidencia en el vuelo de los aparatos.
La precisión con la que se recrearon estos últimos parece haber convencido a los encargados de probar el simulador.
Esas cualidades fueron posibles gracias a las herramientas tecnológicas, a la inteligencia artificial y a la potencia de los servidores de Microsoft, pero hacen que el Flight Simulator no esté al alcance de todos.
Para jugarlo, hay que tener una máquina de muy alto nivel capaz de soportar la demanda del software en términos de capacidad de cálculo y de conexión a internet. El juego se aprecia también mejor con controladores adaptados: pedales, joysticks (palancas de mano) de pilotaje y palancas de propulsión.
Se trata de una auténtica simulación de vuelo, lo más cercana a los mandos y las reacciones reales de un avión, pero Flight Simulator tampoco está al alcance de cualquiera y podría ser disuasivo para los principiantes que se imaginan simplemente sobrevolando su casa o el lugar de vacaciones de sus sueños.
El juego está disponible en tres versiones, con un precio que va de los 83 a los 142 dólares, dependiendo de la cantidad de modelos de aviones que incluye cada una.
Fuente: AFP