La region presenta algunos desafíos como una deficiente infraestructura y costos altos en algunos aeropuertos
Las aerolíneas de América Latina y el Caribe ganarán este año 900 millones de dólares según las proyecciones presentadas por la Asocaición Internacional de Transporte Aéreo (IATA) en su Asamblea Anual en Sydney.
«Las aerolíneas latinoamericanas han logrado una fuerte recuperación financiera. Se espera una ganancia neta de 900 millones de dólares (frente a 500 millones de dólares en 2017)«, indica el reporte de la IATA.
Se calcula que por pasajero, las aerolíneas ganan 2,95 dólares (1,57 dólares en 2017). El panorama cambia positivamente respecto de la pérdida de 1.600 millones de dólares en 2015, tras la caída de los precios de productos básicos en las economías de la región.
«La reestructuración, el fortalecimiento de los precios de productos básicos y la recuperación económica en Brasil contribuyen a esta mejora. Algunas economías de la región aún presentan problemas y las aerolíneas siguen enfrentándose a infraestructuras deficientes, regulaciones onerosas y costes elevado«.
En el caso de las aerolíneas en Norteamérica se estima que las ganancias netas alcanzarán los 15 mil millones de dólares (frente a 18 mil 400 millones de dólares en 2017), lo que representan el 44% de las ganancias globales (por debajo del 60% en 2015).
La IATA proyecta una ganancia promedio por pasajero de 15,67 dólares. «La región continúa generando los márgenes, rendimientos de capital y ganancias en dólares más altos. Sin embargo, el aumento de los costes desde el máximo de 2015 empuja los márgenes a la baja».
Las aerolíneas europeas se mueven tras los pasos de Norteamérica (algunas aerolíneas ya están viendo el mismo desempeño). Las aerolíneas de la región generarán el segundo mayor beneficio neto después de impuestos de 8 mil 600 millones de dólares en 2018 (por encima de los 8 mil 100 millones de dólares en 2017) y un beneficio por pasajero de 7,58 dólares (7,53 dólares en 2017).
La amplia cobertura de los operadores europeos mejora el rendimiento al retrasar el impacto del aumento de los precios del combustible (a diferencia de las aerolíneas norteamericanas, con posiciones de cobertura más bajas). La diferencia en la rentabilidad respecto a los operadores norteamericanos se debe principalmente a unos factores de ocupación más altos que en Norteamérica, debido a la fragmentación de la industria y los mayores costes regulatorios en Europa.
En el caso de las aerolíneas de Asia-Pacífico se beneficiaron del fuerte crecimiento en los ingresos en el sector carga el año pasado, por su posición líder de fabricante mundial. En 2017, la región ocupó el segundo lugar, con una ganancia de 10 mil 100 millones de dólares.
Este año, la región de Asia Pacífico se queda por detrás de Europa, con unas ganancias netas después de impuestos de 8 mil 200 millones de dólares. El fin del ciclo de reabastecimiento de inventarios ha desacelerado los volúmenes comerciales, particularmente en relación con los viajes.
Por pasajero, las aerolíneas generaron una ganancia de 5,10 dólares (6,82 dólares en 2017). La región es en la actualidad el mayor mercado de carga aérea y pasajeros, con una cuota de mercado del 37% y 33%, respectivamente.
En Oriente Medio se esperan una recuperación aunque a un ritmo más moderado que Latinoamérica. El aumento de los precios del petróleo mejora los ingresos y la situación de las economías basadas en el petróleo. También han mejorado las relaciones políticas concernientes al transporte aéreo con Estados Unidos.
Sin embargo, las aerolíneas del Golfo han reducido sustancialmente el crecimiento. La previsión sitúa las ganancias netas en mil 300 millones de dólares en 2018 (por encima de los mil millones de dólares en 2017). Por pasajero, se estima una ganancia de 5,89 dólares (4,81 dólares en 2017).
En África sigue la mejora lenta de la rentabilidad de las aerolíneas desde el mínimo en 2014 (900 millones de dólares de pérdida). Las pérdidas continúan en los 100 millones de dólares sin variación respecto a 2017, tras una reducción de las pérdidas gracias al aumento del tráfico —particularmente en el sector de carga hacia Asia—, que superó a la capacidad y elevó los factores de ocupación. La pérdida neta por pasajero mejora a 1,55 dólares (1,66 dólares en 2017).