La región genera casi 4 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, según organismos internacionales especializados, y solo entre 3% y 4% se recicla adecuadamente. Gran parte del manejo lo realiza el sector informal, frecuentemente sin controles, lo que incrementa la afectación ambiental y social.
La generación de desechos electrónicos se multiplica cada año en América Latina y el Caribe. Esta realidad ambiental, sanitaria y económica está empujando a gobiernos, empresas y ciudadanos a actuar con mayor responsabilidad y acelerar la transición hacia una economía más circular.
Se considera e-waste a todo aparato eléctrico o electrónico que ya no se usa o quedó obsoleto, como celulares, computadoras, electrodomésticos o cargadores. Su mala gestión provoca contaminación del suelo, agua y aire debido a metales pesados y componentes tóxicos. También supone riesgos para la salud por la exposición a sustancias como plomo, mercurio y cadmio, además de grandes pérdidas económicas por el desperdicio de materiales valiosos.
La región genera casi 4 millones de toneladas de residuos electrónicos al año, según organismos internacionales especializados, y solo entre 3% y 4% se recicla adecuadamente. Gran parte del manejo lo realiza el sector informal, frecuentemente sin controles, lo que incrementa la afectación ambiental y social.
La urgencia es evidente. Si no se implementan estrategias más robustas, el impacto negativo seguirá creciendo. Aunque la problemática es grande, también existe una oportunidad empresarial relevante:
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Recuperación de materiales y ahorro de recursos.
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Reputación corporativa más sólida y alineada con criterios ESG.
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Cumplimiento de regulaciones en sostenibilidad y residuos.
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Contribución directa a la economía circular y al empleo verde.
Empresas que toman acción en la región
Entre las compañías que impulsan soluciones al problema del e-waste destaca Samsung Electronics, que desarrolla programas de logística inversa y reciclaje como parte de su estrategia global de responsabilidad ambiental.
La empresa se ha propuesto operar un sistema sólido de recolección de residuos electrónicos en todos los mercados donde está presente para 2030. Su objetivo es alcanzar una meta acumulada de 10 millones de toneladas de e-waste recicladas desde 2009, y continuar incrementando la recuperación de materiales para su reintegración en la fabricación de nuevos dispositivos.
Sus iniciativas en América Latina incluyen:
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One Stop Experience que permite entregar un equipo usado cuando se recibe uno nuevo, asegurando disposición adecuada.
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Puntos de recolección en Smart Centers para el descarte responsable de residuos electrónicos.
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Programas de Trade In o Eco Canje, con descuentos a consumidores que entregan dispositivos antiguos para reciclaje.
Estas acciones permiten recuperar metales y componentes valiosos, impulsando la economía circular y reduciendo la presión sobre los recursos naturales.
“Nuestro compromiso va más allá de desarrollar productos innovadores. Trabajamos continuamente para ofrecer soluciones que contribuyan a reducir el impacto ambiental, incentivando a nuestros consumidores a ser parte de esta transformación”, afirmó Billy Moreira, director senior de Customer Satisfaction de Samsung para América Latina.
Además de impulsar el reciclaje, la compañía desarrolla tecnologías con mayor eficiencia energética, mayor durabilidad y facilidad de reparación, lo que disminuye el consumo eléctrico y las emisiones de carbono asociadas al ciclo de vida de sus equipos.
Hacia una región más circular
El e-waste es uno de los flujos de residuos que más rápido crece en el planeta. Convertirlo en una fuente de innovación, empleo verde y competitividad depende de la acción coordinada del sector público, las empresas y los consumidores.
Las compañías que ya están dando pasos firmes muestran que el camino existe. La región tiene la oportunidad de transformar un problema creciente en una solución sostenible para el planeta y las futuras generaciones.
