Hotel W, un vistazo hacia el pasado y presente panameño

por informeaereo
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Su estilo vanguardista se funde con la cultura del país contada a través de  texturas, colores y diseños, elaborados por las comunidades indígenas Guna y Emberá

Un rascacielo en forma de flor a punto de abrir destaca  en el área bancaria, en pleno corazón de la ciudad. Es el Evolution Tower, ubicado en la calle 50, sede del Hotel W Panamá.

El lugar está diseñado para quienes buscan una experiencia distinta sin desconectarse de la esencia del país. La entrada sencilla, con una gigante letra W, construida con espejos y una colección de sombreros panameños, contrasta con lo que se encuentra a partir del piso 15.

Allí, Yamal Silcott, W insider, siempre sonriente, está dispuesto a mostrar a  los curiosos las instalaciones del W Hotel y a ofrecer a los huéspedes  toda una gama de opciones en eventos y a atracciones que ofrecen la ciudad y sus alrededores, adaptados a su perfil.

En el lobby y la terraza, cinco bares construidos en contenedores de envío y con grafitis del artista Oscar Melgar, cuentan historias de Panamá: las esclusas de Miraflores, la construcción del Canal, el ferrocarril, el Tratado Torrijos Carter y uno en honor a don Cecil Haynes, colaborador del Canal.

El restaurant más convencional tiene pisos con estilo vintage, que cuentan el pasado y presente panameño.  En el techo, las lámparas diseñadas con sombreros chinos con cestas en el medio, son una muestra de  la fusión cultural en el Istmo.

“W en cada país donde se centra, lo que  busca es la conexión de ese  país con la marca. Nuestras lámparas es una mezcla de la cultura china con la panameña, son unos sombreros chinos pero en el medio son las cestas que usan los indígenas para la recolección de café y verduras”, explica Yamal Silcott.  

El hotel W tiene además una amplia terraza  con una imponente vista de toda la ciudad y una chica pero acogedora piscina que invita a darse un chapuzón, al igual que el sauna que se encuentra sobre el techo de uno de los bares temáticos.

 

Cada detalle del W Hotel es intencional. Las puertas de las 203 habitaciones y 28 suites, pintadas de color amarillo vibrante, asemejan a las de un container, con un estilo un tanto rústico. Pero al ingresar a través de ellas se pueden admirar espacios que conjugan el confort y la sobriedad con la esencia cultural panameña impregnada en detalles como puertas de vidrio templado, sillas, y cojines con telas hechas a mano y diseños propios de las comunidades Guna y Emberá.

Los ventanales panorámicos instalados como sustitutos de las paredes, desde las habitaciones hasta las duchas, permiten a los huéspedes apreciar la Cinta Costera, el Casco Antiguo y otros puntos de la ciudad. Las suites cuentan con bañeras, minibares y asientos modulares.

El hotel ofrece platos de la gastronomía local e internacionales con ingredientes producidos en el país. Para los huéspedes que desean un bocado rápido está La Cajita, inspirada en los camiones de comida callejera.

El lugar también cuenta con servicios de gimnasio y Spa, así como salas de reuniones y eventos. Además ofrece el servicio Whatever/Whenever  para satisfacer los antojos de sus huéspedes.

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