IATA advierte que algunos Estados promueven iniciativas que socavan el enfoque multilateral, como propuestas de nuevos gravámenes globales discutidos desde la COP28 o intentos regulatorios regionales que buscan imponer medidas adicionales a las aerolíneas.
A pocos días del inicio de la COP30 en Brasil, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) hizo un llamado a los gobiernos para que mantengan la coherencia en las políticas destinadas a reducir las emisiones del transporte aéreo y respalden los mecanismos multilaterales ya existentes.
Marie Owens Thomsen, vicepresidenta sénior de Sostenibilidad y economista jefe de IATA, advirtió que la descarbonización del sector requiere claridad regulatoria y apoyo a soluciones globales, no esquemas paralelos que fragmenten los esfuerzos.
Desde 2016, la aviación internacional opera bajo CORSIA, el plan adoptado en el seno de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) para compensar y reducir las emisiones de CO₂ del transporte aéreo internacional. Se trata del primer y único acuerdo climático global aplicado a un sector industrial, y fue ratificado nuevamente por los Estados en la 42.ª Asamblea de la OACI. Una vez en pleno funcionamiento, CORSIA permitirá estabilizar las emisiones del sector en un 85% de los niveles de 2019.

Sin embargo, Owens Thomsen sostuvo que algunos Estados están promoviendo iniciativas que socavan este enfoque multilateral, como propuestas de nuevos gravámenes globales discutidos desde la COP28 o intentos regulatorios regionales que buscan imponer medidas adicionales a las aerolíneas. “Los gobiernos acordaron que CORSIA sería la única medida económica para las emisiones internacionales de la aviación. Introducir impuestos paralelos no solo crea distorsiones, sino que debilita un acuerdo global que ya está en marcha”, señaló.
Un reto adicional es la disponibilidad de créditos de carbono elegibles bajo los estándares de CORSIA. Aunque las aerolíneas deberán pagar entre 30 y 60 mil millones de dólares para cumplir con sus obligaciones hasta 2035, la oferta de créditos es extremadamente limitada, con Guyana como el único país que actualmente los ha puesto a disposición. Esto genera una paradoja: los Estados están obligando a las aerolíneas a comprar créditos, pero no están garantizando que dichos créditos existan en el volumen necesario.
Más allá de los mecanismos compensatorios, el eje central de la descarbonización de la aviación es la transición hacia el combustible de aviación sostenible (SAF). No obstante, la producción mundial de SAF cubre hoy menos del 1% de la demanda energética del sector. “Los incentivos gubernamentales siguen favoreciendo los combustibles fósiles. Para que el SAF sea una inversión rentable y escalable, se requieren políticas claras y consistentes”, afirmó Owens Thomsen.
IATA reiteró que el sector está comprometido con alcanzar cero emisiones netas en 2050, pero insistió en que la cooperación internacional y la estabilidad normativa son esenciales para alcanzar ese objetivo. En la COP30, la industria espera señales concretas que respalden la expansión de SAF, el fortalecimiento del mercado de créditos de carbono y la defensa de CORSIA como instrumento central.
“Durante las próximas semanas en la COP30, necesitamos que los gobiernos demuestren coherencia con los compromisos que ya adoptaron en la OACI, ofrezcan la claridad que los inversores requieren y aprovechen las oportunidades que se presentan para impulsar la transición energética en la aviación”, concluyó Owens Thomsen.